"No eres feo, eres pobre" - Capítulo 4: Tensión

Aquí nos quedábamos hace unos días, con un Carolo valiente jugándose el corazón por culpa de un EAPA.
Frente a la encuesta realizada por Twitter, muchos pensaron que Margarita lo rechazaría diciéndole que sólo lo quiere como amigo y que por eso había huido de la discoteca...
Pero Margarita tuvo que confesar la verdad aunque le diera vergüenza para evitarle a Carolo un dolor en vano: —Carolo... ¡había tomado tanto que me hice pis encima y tuve que huir! Perdoname, no fue por lo que me dijiste...
¡Aaaaah! ¡Nuestro Carolo se sintió mil veces más liviano!... pero aún faltaba recibir una respuesta frente a la confesión...
Unos amigos llegaron justo en ese momento de visita y Margarita los hizo pasar. María Elena, Milena (la mejor amiga de Margarita) y su pareja "El Señor de las Fotos" entraron como si nada estuviera sucediendo. Carolo creyó que iba a perder la oportunidad frente a tanta gente...
 ...pero Margarita no tenía nada que ocultar! ¡Y no le importó que todos vieran lo que sucedía con Carolo!
¡Maria Elena estaba muy feliz de ver lo que estaba viendo! Pero tuvo que disimular lo más que pudo. A Milena no se la vio muy contenta, quién sabe por qué, quizás sólo celos infundados...
Cuando todos se fueron, Margarita le dijo a Carolo que no se había olvidado de su declaración. En ese momento Carolo comenzó a temblar como nunca.
Ella lo tomó de sus manos y le dijo: —Puede que haya sido muy mala con vos cuando eramos chicos, de hecho creo que todos lo hemos sido, pero sé que toda esa adversidad ha hecho de vos un hombre con coraje. Y no puedo evitar sentirme atraída por tus valores. Carolo, no soy capaz de rechazarte.
Y Carolo, pobre alma en pena ahogada en un inmenso mar de baja autoestima y soledad, no pudo contener las lágrimas.
Margarita supo en ese instante que Carolo no solo lloraba de felicidad. Sabía que había algo más. Le propuso verse otro día para cenar y estar más tranquilos. Carolo aceptó y volvió a casa, guiado sólo por sus pies acostumbrados, porque realmente no sabía dónde estaba y qué había sucedido.

Al despertar el día siguiente y verse al espejo, no sintió lo que creía que sentiría. Margarita lo quería así, tal cual como era, pero sabía que estaría en boca de todos al ir de su mano en la calle. Seguía sin sentirse digno de su bella compañía. ¡Necesitaba esforzarse el doble para mejorar su apariencia! ¡Margarita merecía un hombre que la complemente, no sólo un feo de buen corazón! 
Decidido, tomó el teléfono y llamó a la estética y al cirujano para pedir una cita. ¡Y luego llamó a María Elena para contarle todo y salir de compras! ¿Dinero?, muy poco, pero va a conseguir más, sea como sea...




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